Outro episódio, depois do Prémio Velazques:
Isidoro Valcárcel Medina
Premio Nacional de Artes Plásticas
(...es uno de los pioneros de la vanguardia de los años sesenta, diz o suplemento Babelia de EL PAÍS)\
esteve em Lisboa e no CCB por ocasião de "Teatro sem Teatro", com a reconstituição de uma espécie de cenário para-literário, La casa del siglo XV, que se instalou em Segóvia em 1969 e depois se reconstituiu e exumou (Fund. Tàpies, Barcelona 2002). ver pp. 250-251
Desambientado e sozinho nas cerimónias inaugurais, dizia-se poeta e não artista plástico. Com uma modéstia que parecia sincera, não falava de obras mas de intervenções, efémeras, à margem da arte, do mercado e das consagrações oficia.
De facto, é alguém que nunca vendeu uma obra e que se dedicou à reabilitação de apartamentos em Madrid. Um "original", disponível para ser "descoberto" por uns empresários da arte (barata) dos museus.
É um desses artistas (?) sem obra e sem carreira, que envelheceram bem e discretamente (em geral inactivos e esquecidos), mumificando um qualquer personagem disponível para se tornar uma mercadoria exótica. Alguns habilidosos tiram-nos da cartola para fazer o marketing das redescobertas. (Tivemos o Alvess por perto)
Não existem, mas como a ignorância e as máquinas de intimidação ocupam o terreno, eles estão disponíveis para um certo exercício mercantil do terrorismo intelectual
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O ministro da Cultura, César Antonio Molina, e o director José Jimenez eram personagens credíveis.
EL PAÍS, Javier Rodríguez Marcos 19/04/2008:
"Cuando Manuel Borja-Villel fue elegido director del Reina Sofía, uno de los pocos nombres que citó al hablar de futuros proyectos en el museo fue el de Isidoro Valcárcel Medina. El artista murciano ha vivido al margen buena parte de sus 70 años y no parece afectarle demasiado ver su nombre en boca de los poderosos. Tan poco como verlo en el palmarés de los últimos premios nacionales.
"Me habrá tocado por edad", dice. Valcárcel vive en el centro de Madrid, en un pequeño apartamento que rehabilitó él mismo. De hecho, con obras de rehabilitación se ha ganado siempre la vida un hombre al que los manuales consideran un pionero del arte conceptual. Él recuerda que realizó su primera acción artística a finales de los sesenta: "Repartí en la boca del metro unas octavillas en las que se hablaba de una campaña de la DGS, que podía ser la Dirección General de Sanidad pero también la de Seguridad". Es decir, la encargada de la represión. El tiempo y las subvenciones se llevaron por delante la espontaneidad de aquellos años: "Ahora cualquier performance está acotada, anunciada, tolerada y patrocinada. Lo contrario que entonces".
Los tanteos artísticos de una década tan convulsa cristalizaron en los Encuentros de Pamplona de 1972, un festival impulsado por el compositor Luis de Pablo en el que participó el quién es quién de la vanguardia de posguerra: de John Cage a Bruce Nauman pasando por Richard Long o el grupo Zaj. Aquella semana es ya mítica, pero Valcárcel, que realizó una instalación en el paseo de Sarasate, recuerda que en esos días descubrió "las tripas de la manipulación del arte".
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